miércoles, 15 de mayo de 2013

Corte de vientre

A la vida se la invoca.
A sentir esto.
Las sonrisas que cuelgan,
la desconfianza que golpea.
Pero también el pecho demasiado lleno,
labios demasiado escasos para tantas sonrisas.
Esta sensación de querer dar,
de hacer mejor,
ser mejor,
mejorar.
Que otros lo sientan,
correr desnudos, fundir las armaduras
y hacer con ellas perchas.


A la vida se la invoca.
Al amor se le invoca.
A la risa se la invoca.


Vivir es un acto de valentía.
Es un seppuku,
abrirse el pecho,
romperse los huesos.

Vivir es desconfiar,
fallar, follar,
es quedarse sola,
es estar acompañada.

Aprendes a golpes,
aprendes a abrazos.
Más lo segundo que lo primero.
La vida te ha tratado bien,
te ha hecho mejor.
Mírame,
¿no estás orgulloso?

No tengo manos
ni voz
para devolver lo que se me ha dado,
no tengo ojos para mirar como se merece cada regalo.


Nunca se sabe si hacemos lo correcto,
si el camino lleva a un cielo
o no.
Solo andamos, andamos,
hacia delante;
caerás,
morirás,
lo sabes y no puedes huir de eso.

Así que agárralo fuerte,
hazte de ello,
ámalo,
y Vive
por encima de todo,
por encima de ti,
por debajo de cada carcajada.
Vive, o vive,
ríe o Ríe.
Decide.

Toma el control de tu vida,
toma las riendas
y decide.

Yo quiero ser caballo desbocado,
espoleo,
espolio.


os quiero,
con todo, con todo lo que se puede querer.
os veo,
y os quiero.

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