martes, 18 de diciembre de 2012

No queda otoño

Ya no nos acordamos de cuando se enamoraban de nosotros por la calle
Porque éramos jóvenes
Y entonces la luz brillaba con más fuerza

Teníamos el corazón lleno de mentiras
que nos calentaban la cama y las mejillas.

Pero ahora se ha apagado
la chispa de la magia en la que creíamos,
aunque sigamos creyendo.

Es ella la que duda de nuestra existencia.



Y es que ya nadie se enamora de nosotros
en una esquina,
en un semáforo.
Ojos abiertos y darte la vuelta a mirar.

Tengo miedo de ser una cáscara vacía
Porque ya los otoños pasan desapercibidos para mí.

Porque nadie lo sabe
pero hemos dejado de ser seres sobrenaturales
y hemos perdido las alas
y apagado nuestro fuego

Y ahora somos simples mortales
con el recuerdo del alma
y un amor neoplatónico.



lunes, 26 de noviembre de 2012

El agua

Frío por la espalda,
hasta la cara.
Como si fuese de cristal
el aire que respiras.

Como si nunca hubiese habido alguien ahí.
Hace ya tantos años,
que quién sabe si hubo verano antes.

Te duele la cabeza,
quieres meterte en la cama.

Adiós, Ophelia, adiós.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Hallelujah

(creo, espero)
Quizás te estés rompiendo de nuevo, por eso de que es Octubre,
con la lluvia en el pelo,
y la cara mojada,
y el frío en la cama...

Sientes que has perdido,
quieres tu rescate.


Mi dragón, ese que no está.
No te bastan las palabras, siempre han sido pretextos.

lunes, 29 de octubre de 2012

fear

¿Sabes aquellas cosas que me daban miedo, y tú decías que no pasaban?
Pues me daban miedo porque a mí sí me pasan.
Y quizás el miedo era más por ti.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Pensa miento

No te mira a los ojos.
Viene de otro mundo
siempre por encima de ti,
como si estuviese lejos
y tus manos no tuviesen la fuerza suficiente
para traerlo de vuelta.

martes, 16 de octubre de 2012

Far away



Lejos, estamos lejos.
Lejos de los mares de invierno,
de las leyendas que hacían más luminoso el pasado.

Estamos lejos, de la hora de la tarde en el que todo está azul,
y las velas titilantes,
y las siestas involuntarias de principios de verano,
en un sofá.

Estamos lejos,
lo siento dentro.
Y por dentro nunca me equivoco (nunca).

Hay un cristal
frío.

Y estamos lejos.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Nunca vuelven los veranos pasados

Nunca vuelven los veranos pasados,
y sus vidas
y sus atardeceres dorados,
nunca vuelven.

Flotamos a la deriva creyendo tener un objetivo.
Estamos presos en nuestras jaulas de existencia.

A veces me da miedo la necesidad del brazo amigo,
miedo que sea su mano lo único que me proteja del viento de levante.

No vuelven los veranos pasados.
Pero vuelven otros veranos,
viejos conocidos con los que nunca llegamos a intimar.

Verano no volverá, vendrán otros,
con el mismo nombre y las mismas promesas,
y puede que hasta mejores.
Hasta entonces disfrutaremos de este otoño, que siempre es el mismo,
con su mismo octubre,
y su mismo noviembre,
una y otra vez.
Porque nunca vuelven los veranos pasados,
pero otoño, otoño es siempre el mismo.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Enciende la luz, que hace frío

Otoño sobre verano,
lluvia sobre la arena,
tormenta sobre la cabeza.



Es la belleza en la última luz del día.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Casa

Ya ha empezado otoño, aunque no nos hayamos dado cuenta.
Esta noche tenía ganas de hablar, de cómo me convertí en una casa, y dejé de ser una persona.
Es una historia interesante.
Un día te despiertas y, cual Metamorfosis, descubres que tu brazo izquierdo es un gran muro, acristalado, con preciosas cortinas y un papel de pared color oliva; tu brazo izquierdo es otro muro, con una puerta que da a una cocina, y parece que alguien está horneando magdalenas.
Y ahora, cuando él llega a casa, no estoy yo, y a la vez lo estoy.
Están sus paredes, sus muebles, sus cosas... y yo. Soy hogar. Y nada más.

No me malinterpretéis, no está mal ser hogar, es mucho más de lo que algunos podrían llegar a aspirar...
Sin embargo aquí estoy, cálida, acogedora... Y fuera las cosas giran, cambian, algunas cortan, otras ríen, pero fuera no eres casa, eres persona.
Yo ahora soy casa.
Como en los juegos de cuando eras pequeño, y corrías a las zonas seguras que te proporcionaban inmunidad. Eran "casa". Pero al final siempre salías de nuevo a correr, al peligro, a buscar "casa" de nuevo... porque si siempre estuviésemos en casa, a salvo, no tendría sentido el juego, no habría diversión.

Él no sabe que yo soy casa. Oye mi voz y nota mi piel, pero no sabe que soy parte de las paredes, de las ventanas, de las cañerías.



A veces me siento vacía, con mis rincones oscuros.
Eso es porque mi inquilino está fuera, jugando para poder echarme de menos.

Porque no puedes hacer planes y llevarte la casa a cuestas, eso es para dueños de autocaravanas y soñadores.



Te quiero, como se quiere el hogar, la ciudad de la que huímos y a la que no volveremos. Te quiero, con la nostalgia del que sabe que no desea regresar a su hogar.

martes, 14 de agosto de 2012

En sueños


Locuras hereditarias

sábado, 4 de agosto de 2012

El inicio de mentira

Entra la luz oblicua.
Es un ejercicio de autoconocimiento.
No todos los bosques son mágicos.
Ni todos los accidentes de carretera.

Han pasado los años,
en silencio, sí,
pero pasando.
Y lo seguirán haciendo.

Y sigues queriendo ser hoja trémula.
Porque hay enfermedades que no se curan.
Y sueños tan reales, que vuelven la realidad difusa.
Donde vuelve la gente que se fue,
los que ya estaban metarmorfosean,
y en susurros aprendo una nueva historia.

Ha amanecido frío,
o eso me parece a mí.
Ha amanecido espeso, denso,
como la pastilla que cuesta tragar,
y nos deja su fantasma en el fondo de la garganta.

La voluble piedra que forma un edificio.

Pero, en cierto modo,
en la morada del fantasma de aquella pastilla,
sé que, lo que empieza mal, acaba mejor.

Porque es una norma
de las leyes de la naturaleza,
una fuerza superior que actúa como los padres el día de navidad:
regala felicidad sobre un inicio de mentira.

miércoles, 25 de julio de 2012

Something beautiful

Vuelvo a tener aquel pelo largo,
aquel corazón amargo después de cada novela de fantasía.
Vuelvo a los veranos de mi vida,
a los pensamientos de cálidas luces parpadeantes.

Pero no vuelve la que fui,
la de antes.

Porque esta noche me acostaré con el pecho henchido. 
Feliz, con la seguridad de haber construido algo bueno, algo real, tangible.
Feliz porque, de lo que se puede llegar a tener, yo tengo lo mejor.

Y de lo que se puede llegar a anhelar, yo anhelo sólo lo imposible.


martes, 24 de julio de 2012

Mentiras


De nuevo, vuelvo a mirar la librería con recelo. Todos esos libros, alerta, inmóviles, me observan. Todos son amigos, algunos tan cercanos al corazón que dejan un vacío tras sus últimas páginas. Son amigos sí; amigos que vienen sólo de visita, cargados de historias de sus viajes a distintos mundos, realidades inexistentes. 
No, estos libros ya no son amigos, son amores platónicos, son el ídolo, la estrella fulgurante, tan brillante que quema. Son el sol prohibido y hermoso.
Por eso los temo, los evito.
Porque el dolor del cuerpo es ardiente y sangrante, pero el dolor de la mente es mucho peor, el anhelo de vivir las mentiras de sus páginas es aún peor, es húmedo, oscuro, frío, amargo… es una ausencia, es una muerte propia, un recuerdo sin materia.

Vuelvo a mirar la librería con recelo, porque no quiero que me vuelvan a hacer daño. Porque echar de menos lo vivido deja una herida, que cura con el tiempo, pero, ¿cómo cicatrizar las heridas causadas por fantasmas invisibles?

Tengo miedo de los libros, seductores. Tengo miedo de caer en el abismo de un mundo mejor, uno de mentiras, y no querer despertar jamás.


domingo, 22 de julio de 2012

Descolgada

No vivo en el mundo real.
Mis pies se descuelgan de las historias, y tratan de alcanzar el suelo.

Es como si no fuese lo suficientemente mayor como para sentarme en una silla tan alta.






Flor del cerezo.

jueves, 19 de julio de 2012

nieve de agosto

- ¿Qué es el amor? ¿Cuándo sabes que estás enamorado?
- Muchas veces no lo sabes, ese es el juego.

Está todo en nuestra cabeza,
o en los libros, pero los libros son las cabezas de otros, corazones de papel (que no dan calor en los octubres venideros).

martes, 17 de julio de 2012

Echar de menos el cielo

Hoy he soñado que volaba, entre otras cosas.
En mis sueños, cuando vuelo, siempre me supone un gran esfuerzo, y nunca logro alzar el vuelo cuando lo deseo, con la majestuosidad que requiere.
Es como si ni en mis fantasías pudiese volar; que estamos demasiado hechos de barro.
He soñado otras cosas, y he despertado triste, vacía.
Porque no puedo volar.
Y, si tuviese alas, sé que no volaría, igual que sé que no correría en bicicleta, porque me dan miedo esas cosas.
En la ducha, caliente y fría a partes iguales, he pensado que quizás lo importante no es volar en sí, quizás se trate únicamente de ser algo más, alguien más: relevante, especial.
Y por eso al despertar está ese vacío ahí, dentro del pecho. Porque tal vez no anhelamos las alas, quizás sea algo que siempre llevamos dentro, y lo que echamos de menos sea el cielo.


Quizás este sentimiento desaparezca un día de esos en que de pronto te haces mayor; o quizás estemos condenados a soñar que podemos volar, para despertar siendo insignificantes.

martes, 3 de julio de 2012

Se la tragó el sol

Y parece que julio aún no se ha enterado de que es otoño.
A veces, en días como hoy, me echo de menos.

Pienso en la desconocida que lee los textos de lo que fui. Que esta no soy yo, pero no soy nada más que esto.
Pienso que todo tiempo pasado fue mejor, y a veces hasta llego a creerlo.

Y sé que mis recuerdos son mentiras, para encubrir inviernos eternos,
pero no por eso echo menos de menos.
A veces me gustaría llorar porque dejé de creer un día en los dragones;
sin planteármelo, de pronto ya no estaban.
Me gustaría llorar porque no creo que nadie llegue a entender lo que se ve en el espejo cuando lo miro yo.

Pero no hay lágrimas, ya no. Sólo hay un deje amargo en el fondo de la boca, un eco que repite que algo hicimos mal, algo se perdió, algo se rompió.
Y seguimos avanzando, poco a poco, porque no se puede volver atrás, ya no.
Porque la chica que lloraba todas las noches los meses de frío no ha vuelto a asomar la cabeza desde hace un par de primaveras.
Aún la echo de menos, pero aquella chica volaba,
y un día se la tragó el sol.

viernes, 29 de junio de 2012

Tan lejos de casa

No es que hayas perdido la chispa.
La chispa siempre ha estado ahí [y estará].
Es que la que se ha perdido has sido tú.
Quizás toque desandar lo aprendido y volver atrás,
al tiempo de las noches en vela, las películas, los veranos de libros y
escribir. Volver a escribir.
Como quien necesita el cielo sobre la cabeza para poder existir cada día.




Quizás andes tan perdida que ahora seas otra persona.
Es que estás tan lejos de casa...

sábado, 23 de junio de 2012

· Jueves a las 7 de la mañana, andando por el camino de los caracoles ·

Un jueves cualquiera, o un martes (que son intercambiables) se levanta antes de que salga el sol.
El colchón caliente deja las sábanas revueltas, tibias... que casi parece que hasta respiran.
Pero ella ya está en la calle, pisando las baldosas húmedas. Y la habitación en la que estaba hace unos minutos ahora está oscura, bañada por las sombras del azul pálido de las mañanas que amanecen en otoño.

Ella camina, y aún el cielo no se ha decidido si amanece o no.
Los caracoles cubren todo el camino, y ella salta las baldosas para no pisarlos.
La ciudad entera, dormida, parece una maqueta. Las calles parecen sumergidas bajo el agua, y las luces cálidas de las ventanas hablan del calor de colchones ajenos.

Podría estar triste, pero no lo está, porque a esas horas aún no existe la realidad; las personas andan por ahí llevando el calor de sus sueños en sus espaldas. A esa hora de la mañana, aún está permitido dudar de la realidad, aún está permitido ser quienes siempre hemos querido ser. Quizás por el frío, quizás por la luz; es como si nos diesen la oportunidad de cambiar las cosas, sólo en lo que tarda en salir el sol, en lo que se tarda en llegar al destino, y continuar con nuestra vida, reafirmando quienes llevamos siendo desde siempre. Olvidando qué hemos soñado esa noche.

miércoles, 20 de junio de 2012

Lecturas de verano

Pensé que si leía todos los libros que estuviesen a mi alcance, algún día conseguiría ser una buena escritora.




Necesitaba historias, pero lo único que quería era hacer sentir calor a la gente por dentro. Que cualquiera que me leyese supiese que no estaba solo.

lunes, 18 de junio de 2012

Tormenta de verano

Tormenta de verano, para uno, por favor.

sábado, 16 de junio de 2012

Se aceptan recomendaciones

A veces, los libros, me hacen sentir más de lo que sentiré en mi vida.
Entonces me siento enferma, vacía y mareada. Es como si lo que está escrito adquiriese forma en mi mente. Doy vida a lo que leo.
Y entonces todo es posible, lo bueno y lo malo.
Creo que si escribiese un libro, sería sobre cosas buenas, porque lo malo es hermoso, pero ya hay bastante sufrimiento y pesimismo en el mundo.
Tengo ganas de un libro de esos de recuperar la fe en la humanidad.
Nada de estoicismo, soledad y dolor.
Nada de "salir adelante".
Un libro que sólo sean cosas buenas, cosas que salen bien, porque no existe lo malo.

Quizás me siento demasiado identificada con lo que leo.

Se aceptan recomendaciones.


Los libros tristes lo son porque reflejan la realidad que todos intentamos esconder; esa realidad que te asalta en mitad de la noche, cuando crees que está a punto de alcanzarte el sueño.
Son las palabras que dan nombre a los sentimientos que enterramos en la parte trasera del jardín.

domingo, 10 de junio de 2012

Homesick

Sabes que no es así,
pero no puedes evitar sentirte desplazada de todo.
Que en el fondo, cuando llegas a casa, parece que no hay nadie que quiera escuchar qué tal te ha ido el día...

Como las golondrinas

A veces pienso hacia dónde voy.
Si no seré mejor en el camino que nadie, porqué recorrerlo, junto a millones de personas que, como yo, van sin ir a ningún lado.
Me canso del reloj, me canso de las noches, me canso de ser solo esto.
Una persona más en el camino. O una menos.

Que todo fluye, el mundo es reponible, pero cada individuo es irreponible,
como las golondrinas.
Al final lo que importa es que vuelvan, aunque no sean las mismas nunca más, siempre tendrán el mismo color.
Así son las aguas del río,
así, esto que se nos pone por delante:
sigue tu camino y no mires a quién,
porque si miras, quizás te des cuenta de que no eres tan diferente al resto, y que no pisas un camino que no haya pisado antes alguien.
El mismo camino, pero distinto.
Así son las aguas del río,
como las golondrinas.


miércoles, 30 de mayo de 2012

.

Esa sensación de peso, en la cabeza,
sobre los ojos, y sobre la frente;
oprimiendo las mandíbulas.

De melancólica languidez.
De piel de gallina y pies fríos,
y calor en las mejillas.

Un segundo,
media frase en la que se intuya el desenlace.
La inocente duda,
la inocente respuesta.
Y noto el calor en mi cara,
la presión de la garganta a hasta los oídos.
Por dentro, ardiendo, burbujeando.

Esa presión de la presa que quiere romper sus barreras.
Del grito que golpea
golpea
golpea
golpea
Y quiere salir.
Y si saliese, sería un desgarro del cuerpo, un quejido queriendo ser lamento.

Es lo que me pasa últimamente.
Como sumergir el cuerpo en agua tibia, demasiado fría para la piel.

Son ganas de llorar constantes.
Ira por que sí.
Y todo es el final.
Y todo dice la verdad, y señala acusador.

Buscas a alguien a quien hablarle en la noche,
de todo esto.
Todas estas tonterías.

Siempre creíste que habría alguien,
para esas noches que se hacen largas
y quieres explotar y romperte.
Alguien a quien llamar un martes cualquiera,
a las cuatro de la madrugada.

Pero todo se mantiene quieto y en silencio.




miércoles, 23 de mayo de 2012

Vidas ajenas


Es curioso cómo vemos lo que querermos ver.
Vemos nuestra historia en la historia de los demás. Y vemos nuestra pena en la lluvia, cuando acompaña.
Y, si no acompaña, vemos nuestra soledad y la injusticia en su ausencia.

Vemos el amor en la sonrisa. Y vemos la traición en la misma sonrisa, cuando queremos.

Y es que, en cierto modo, somos los únicos habitantes de nuestra vida.
Todo lo que se escucha y se ve pasa por nuestro filtro existencial. Y nos convertimos en los demás, y los demás se convierten en nosotros.

Lo ajeno se hace propio, aunque sea por lejano.

Muchas veces, por la noche, antes de dormir, cuando siento angustia de la enormidad que abarca mi mundo, el que no conozco (que es igual de mío que el que me sé de memoria), me repito que me tengo a mí, que aunque esté sola siempre estoy yo ahí, y cuando estoy acompañada ahí sigo. Que no hay que tener miedo.
Que todas las historias del mundo son mías. Y mis historias son del mundo.

Y sin embargo, es tan mío lo de fuera, que lo de dentro no puede estar completo en soledad.
Y tengo miedo.

A veces prefiero que se acabe la historia que tengo en el pecho, asfixiando, antes de dormir, a todas las demás historias del mundo. Sólo por no sentir que dejan de ser mías; que dejan de ser.

A veces creo que yo misma tengo vidas paralelas, y me sorprendo mirándome en el espejo y pensando que esta soy yo, que esta voy a ser yo toda (mi) la vida.

martes, 22 de mayo de 2012

A veces eres demasiado pequeña para cosas tan grandes.

martes, 15 de mayo de 2012

Agua y cielo

Se quedan atrás los amigos que no volverán. Y los años que hablo siempre de olvidar.
Se quedan atrás las tardes más luminosas de los veranos cálidos. Y las palabras que más dolieron.

Atrás tanto, que pienso que me quedo a veces atrás yo misma. Y viene esta desconocida.
Que no sabe ni quien es, ni cómo se llama. Y sólo quiere vivir como el náufrago que se agarra a la tabla, con los ojos cerrados.

La cabeza caliente y los pies fríos.

Se quedan atrás los mejores y peores, de toda la vida.
Se quedan atrás las piedras que nunca pisé.
Y las hojas que nunca escribí.

Como si ya no pudiese volver a hacer eso nunca.
Es un sentimiento estúpido.

Tan grande como cuando miras el mar, inmenso, y sólo ves agua
y cielo.
Agua y cielo


lunes, 7 de mayo de 2012

De vuelta al hogar

A veces no está mal.
Como creces siempre contigo mismo llega un día en el que no te das cuenta de lo mucho que has cambiado.
Y al volver al hogar y ver que la puerta en la que vivía el gigante no es ya más alta que tú.
Al regresar para darte cuenta de que tus padres son ya ancianos, y tú ya eres tus padres.

Y quizás sea que ya no hay inviernos como los de antes,
o tal vez es que nunca hubo esas ventiscas de nieve y tormentas eléctricas que tus ojos de niño vieron.

Cuando te haces mayor es cuando sientes, con urgencia, que necesitas un rescate.
Y admites, sin darte cuenta, que los dragones no existen, por mucho que tu sientas su fuego en las entrañas.

Aprendes a ser realista, lo que no está nada mal para la supervivencia,
pero deja en el fondo de la boca un deje amargo,
que sólo quieres que te salven del tiempo, o que prometan el cielo.

Vuelves a casa con el psicoanálisis colgándote de las orejas, con el miedo a los resultados médicos.
Vuelves a casa sabiendo lo que siempre has sabido, que lo tienes en la punta de la lengua, pero no vas a dejarlo escapar.

Todo está ahí dentro, todo, de hecho, no hay nada en el mundo que no tengas tú dentro.
Como cuando eres pequeño, y parece que la única persona en el mundo eres tú, y todos los demás, dragones, personajes de algún cuento.


domingo, 6 de mayo de 2012

La Fée



Yo también tengo un hada en mi casa
En los canalones chorreantes.
La encontré en un tejado
En su cola (de vestido) quemada

Era una mañana, olía a café.
Todo estaba cubierto de escarcha.
Ella estaba escondida debajo de un libro
Y la luna acabó borracha

Yo también tengo un hada en mi casa
Y su cola está quemada.
Ella debe saber bien que no puede…
Nunca más podrá volar

Otros han tratado antes de ella
Antes de ti, otro estaba allí.
La encontré replegada debajo de sus alas
Y creí que tenía frío

Yo también tengo un hada en mi casa.
Desde mis estantes, en lo alto ve
La televisión, pensando
Que fuera es la guerra

Lee diversos periódicos
Se queda en casa
En la ventana, contando las horas
En la ventana, contando las horas

Yo también tengo un hada en mi casa
Y cuando almuerza
Hace un ruido con sus alas asadas
Y sé bien que está alterada

Pero prefiero besarla
O tenerla entre mis dedos.
Yo también tengo un hada en mi casa
Que quisiera volar, pero no lo puede

sábado, 7 de abril de 2012

Este cielo gris


Es el otoño de abril.
En verdad es sólo el cielo, este cielo gris;
que se come el tiempo, que se come las tardes de un jueves cualquiera como si fuesen domingos.

Es la ausencia,
es el miedo.

Pensar que siempre hay alguien mejor ahí fuera.
Es terrorífico,
es agotador.

En verdad es sólo el cielo, este cielo gris.

A veces,
medio en serio medio en broma;
medio sueño medio premonición,
pienso en ti, lejos;
o en el camino que hay, por todas partes.

Medio en serio medio en broma parece que se asoma el sol.
Pero en verdad es todo cielo, este cielo gris.

Que hace media vida
(más o menos)
yo sólo quería que no cambiase nunca nada más.
Y ahora vivo dormida en una hamaca temporal,
feliz, quieta, tumbada,
mirando el cielo que se mantiene estático, gris.

Estamos bajo el agua y no lo sabemos.
El agua gris, quieta, nos oculta en sus profundidades.

En verdad es sólo el cielo, esta pecera gris.

domingo, 18 de marzo de 2012

Survivor




Hace frío aquí dentro.



A veces siento como si no quedara más camino.
Como si lo hubiésemos quemado todo, para calentarnos una de esas noches de verano,
en cualquier playa del norte.

Y en el recuerdo, que últimamente es más como un sueño del que duele despertar,
sólo recuerdo el frío y la euforia del sol, como un balanceo frenético, que pasó demasiado rápido, y no dejó señal alguna.

Ultimamente mi mente gana a la carne, al corazón bombeante. Y tiene la fuerza de doler, aquí, en coordenada X, como el tesoro de un pirata.
Y ya (que nos hemos hecho mayores), en lugar de pensar en cuentos, pensamos en desiertos, que hacen que nos duela la cabeza al acostar.

Nos hacemos mayores, y sólo me quedan miedos y recuerdos.



miércoles, 14 de marzo de 2012

Tiempositivo

A veces pienso que la parte de mí que sentía la necesidad vital de escribir para no tener que vivir se fue con la persona que fui, con la persona que siempre quiso ser la persona que soy.

Y aún así lo echo de menos
como sólo se puede echar de menos aquello que dolió;
tanto que ni siquiera recordamos lo mucho que fue,
y en su lugar nos queda una melancolía en el pecho
que nos hace pensar que nada volverá a ser tan bueno
(como nunca lo fue).

Es como si la luz blanca de todos los amaneceres sólo hubiese existido en el pasado.
Como si el viento y los atardeceres de oro fuesen perceptibles siempre cuando ya se han ido.

A veces siento que el tiempo se escapa.
Y entonces, de pronto, amanece en la misma cama, te giras, me das un beso.
Y de qué hablabamos, ¿del tiempo?

martes, 13 de marzo de 2012

Cuando éramos niños...

miércoles, 22 de febrero de 2012

Vetusta


Gritas al aire de la tormenta, quieto.

Y notas la electricidad de la tierra seca,
de las hierbas que extienden sus brazos hacia el cielo,
suplicando.
El cielo es gris, y parece sólo para ti.

Tardes de febrero que quisieran ser veranos.
Sol que inunda la piedra.

Miedos que quitan la voz.
Rabia que burbujea.

Y el cielo parece solo para ti.
Y la piedra se ha vestido de oro,
hoy, como hace cientos de años,
la misma piedra gris.

Me gustaría vivir en estas tardes para siempre

martes, 14 de febrero de 2012

Como que nunca estuvo.


Si fuésemos Caín y Abel
de qué color amanecería esta noche.

Si fuésemos reflejo y enamorado
de quién el agua del río.

Capa y espada,
y puñaladas.

Si hubiésemos perdido la carrera
antes de empezar el juego.

Si fuese tan fácil
que las normas estuvieran sólo para distraer.

No aprendes a olvidar,
aprendes a vivir con ello,
haciendo como que no está.
Como que nunca estuvo.


domingo, 29 de enero de 2012

Domingos antiguos


Más domingo que nunca.
Sube por la columna el olor a magdalenas haciéndose en el horno.
Pero el horno sigue vacío. Igual que ha dejado de nevar el día de navidad, como pasaba siempre hace años.
Igual que hace tanto que no tomo ese camino de vuelta a casa, y entro por la otra puerta del portal.

Si lloviese, si nevase, si hubiese magdalenas en el horno...

Tengo frío, pero no el frío de enero; el viejo frío de los octubres pasados.

Pena, pesada, que se hunde, dejando pequeñas burbujas en la superficie.
Se hunde, en las sombras de un domingo.
Pesada.

Si hubiese magdalenas en el horno
podríamos fingir que tenemos otra vez ocho años,
y no nos importa lo que tenga que venir,
quien nos ha de amar y porqué lloraremos.


Si hubiese magdalenas en el horno,
los domingos antiguos no existirían.



En estos domingos siento que no hay lugar en el mundo
en el que el viento no lacere.
Lugar en el mundo para mí.
Ser indispensable. Já.
Solo porque el cielo no sea del color de mis ojos
no significa que no me quiera.

Ofrecerle sacrificios al sol,
y que el sol siga impasible, ahí arriba, como siempre.
Ofrecerle sacrificios por miedo a que un día se apague.
Ofrecerle sacrificios para que siga igual de impasible y ajeno a nuestro dolor.
Ofrecerle sacrificios, y llorar.
Y llorar, porque calienta, pero está tan lejos...

martes, 17 de enero de 2012

Dragonslayer


A veces es como si la vida tuviese garras, de las que hacen una jaula, y no te dejan entrar.

Y a veces doy pasos atrás, en la misma nueva ciudad.
Y nieva cuando te bajas del tren, completamente sola.
Ríes, porque, si no rieses, igual estarías llorando.
Que siempre que nieva hay que sentir
algo.

Que parece que mi vida ha llegado al puerto,
a ese lugar de aguas mansas donde eres barca que se mece.
Y no haces nada,
ni quieres hacer.

Nada más que vivir tu vida, con un pie en la tierra, otro en el agua y el pelo al viento.

Porque los cazadores de dragones mueren solos.
No saben que el dragón son tres, y sólo aparece cuando no miras.
Y cuando lo tienes delante, no lo ves.



Porque los cazadores de dragones mueren solos,
rodeados de libélulas capturadas, que llevan la sangre del dragón.

Pero si le miras fijamente a los ojos,
sólo verás tu reflejo, y nada más.

Hablamos de la búsqueda del unicornio.

lunes, 2 de enero de 2012

Ojos de sol, que queman en el corazón


Decían hoy en un texto, de esos de hace tantas cosas que parece toda una vida, que morir es soledad.
Es una frase tan triste que no puede ser más que verdad.

Meravigliosa creatura.
Como el monstruo fantástico de un cuento.
Así me siento en la distancia.

Inevitable.
La salvación se perdió bajo la piel agrietada,
bajo tantas palabras con espinas,
que si remueves el pasado obtendrás nuevas cicatrices.

domingo, 1 de enero de 2012

De domingo


El año ha amanecido domingo, de esos de sol por la mañana
y tardes frías de cielos blancos.
Y blanco ha amanecido el corazón,
como si estuviese desengañado,
tras tantos años ganados.

Y acabada la maldición de la primera noche del primer día, que llega antes que el sol
-que los malos comienzos siempre han sido lo mío-,
dejo,
en una habitación de verano,
un sueño entre sábanas, durmiendo,
latiendo enterrado entre tanta realidad.

Porque los trenes que esperas nunca pasan cuando miras
hacia la estación abandonada,
en la que el reloj contaba las horas hacia atrás.

Y las promesas de borracho,
se esfuman con las primeras luces del albor de un año.

Y los cristales del alcohol,
lacerarán la piel para siempre,
dejando cicatrices perennes,

que duelen cuando va a nevar.



Rompas los espejos o cierres los ojos,
los demás no están ciegos.